24 AGOSTO 2015
Calvin Dexter
Nacido y criado en Santiago de Chile, Sebastian Sabal-Bruce pasó diez años de su vida en Barcelona y actualmente vive y trabaja como fotógrafo de moda en Nueva York. Su cartera de clientes incluye nombres como Dolce & Gabbana, y sus fotos han ilustrado las páginas de publicaciones como Harper’s Bazar o El País. Aprovechando su reciente paso por Madrid para impartir un taller de fotografía de moda en Workshop Experience, hablamos con él acerca de la situación de la fotografía de moda, de cuál es el momento clave en la realización de un proyecto publicitario y –cómo no- del uso y abuso de Photoshop.
¿Fue el azar o la vocación lo que te puso detrás de la cámara?
Un poco de ambos. Mi padre era fotógrafo y se pasaba todo el día haciéndole retratos a mi madre, que era -y es- muy bonita. Ella era aficionada a la pintura, e imagino que crecer en un ambiente de estas características hizo que fuera desarrollando la sensibilidad necesaria para expresarme mediante alguna disciplina artística.
Pero jamás dije que de mayor quisiera ser fotógrafo o pintor. Siempre me había llamado mucho más la atención el cine, por ejemplo. Me la pasaba haciendo home movies con amigos, y pensé que quizás podría estudiar fotografía. Mi padre me aconsejó estudiar Bellas Artes, y resultó ser un acierto porque fue algo que me dio un background [bagaje] muy necesario para lo que hago a día de hoy. De Bellas Artes me pasé al teatro. Fue entonces cuando experimenté por primera vez con la iluminación, algo que influenció mucho en mis fotos.
Entonces me mudé a Barcelona y empecé a hacer más fotos artísticas al tiempo que participaba en group shows. Pero no fue hasta un viaje a Nueva York en 2008 que empecé a fijarme en la fotografía de moda. Allí se produjo el cruce entre todos los conocimientos que había adquirido previamente y la fotografía de moda.
Se me abrieron una serie de infinitas posibilidades creativas, y al mismo tiempo un sentido de pertenencia a una industria, algo que no había sentido trabajando en la fotografía artística. Me gustaba la idea de un fin y una exposición en concreto. Revistas, marcas, etcétera.
Al igual que otras disciplinas, la fotografía de moda ha evolucionado con los años. ¿En qué situación se encuentra ahora?
A mi parecer la fotografía de moda evoluciona hacia atrás. Ahora, por ejemplo, está muy basada en los años 90, algo que me encanta porque yo crecí en esa época. Es algo que se puede ver en el tipo de modelo, la luz, las poses… Es todo más raw [crudo], pero fresco y cercano a la vez. Se muestra más un estilo que una moda.
La importancia de Photoshop en la fotografía de moda suele ser tema de intensos debates.
Para mí el tema de Photoshop ya ha dejado de ser un tema. Tiene tantas áreas y formas de uso… Todo depende de para qué se usa y en qué cantidad. Es una herramienta que incluso se usa para desdigitalizar la imagen y hacer que parezca película. Las fotos y el cine siempre se han retocado. En película se usaban otros métodos, pero los fines siempre eran perfeccionar y llegar lo más cerca posible de la imagen que uno tenía en la cabeza desde un inicio.
Uno de los usos que se le da -y probablemente sea el que tú tienes en mente- es el de herramienta para cambiar la apariencia de la modelo, su tono de piel, el cuerpo, etcétera. Creo que en este aspecto la situación ha cambiado mucho. Cada vez más se busca una piel y una apariencia general más reales.
Quizás en ocasiones es necesario combinar más de una foto, pero la apariencia y la modelo se mantienen. En un trabajo comercial en el que el objetivo es vender o cuando se trata de una celebrity quizás se retoca mucho más, pero también depende de la marca o revista.
En general ahora hay una tendencia a retocar poco. Es algo que me encanta porque me gusta que la piel parezca piel. El resto consiste en corregir y jugar con los colores, probar con el blanco y negro… También eso es parte de mi producto artístico y una de las razones por las que me costó encontrar un estudio de posproducción que me gustara. Fue en Nueva York donde al final di con uno con el que me entendí.
¿Qué es exactamente lo que se intenta vender con la fotografía de moda y publicitaria?
Depende. A veces se vende simple y llanamente una prenda o accesorio, pero también un estilo, un momento. La historia siempre parte de un chico o una chica con una prenda, y desde ahí puedes crear y añadir todo lo que se te ocurra, dependiendo del cliente.
A veces el producto pasa a un segundo plano o casi ni se ve, pero se crea una atmósfera, un concepto, una idea donde hay una imagen potente -no necesariamente con la prenda- y el logo de la marca. Nada más. Hay miles de variantes y estilos de fotos de moda.
¿Queda lugar en este mundo tan digitalizado para la fotografía química?
Siempre es una decisión difícil esa. Y una vez más, depende del fin. Para mí, la industria de la moda es como la del cine, pero a una escala menor. Hay directores y público que prefieren usar película, pero otros que quieren efectos especiales, imágenes generadas por ordenador y la ilusión de la imaginería en tres dimensiones. Del mismo modo hay revistas y marcas que trabajan con fotógrafos que usan película.
Personalmente me gusta mucho más el aspecto de la película, pero no suelo usarla casi nunca. Siempre tengo la intención de hacerlo, pero al final, por la razón que sea, no lo hago. Aunque en mi día a día y en mis viajes siempre uso una cámara de 35 milímetros.
¿Cómo ves la integración de los teléfonos móviles y las redes sociales en la fotografía comercial?
Las redes sociales han adquirido un rol fundamental en la industria de la moda, especialmente Instagram. Aquí en Nueva York hay agencias que están fichando modelos por la cantidad de seguidores que tienen en sus cuentas de Instagram más que por su apariencia. Hace poco el dueño y diseñador de una marca de ropa por la que trabajé se hizo un selfie con la modelo a modo de estrategia de marketing, ya que ella tenía más seguidores que la propia marca. Toda esta situación por un lado me ayuda y por otro la detesto.
Cuando te alejas de la fotografía de moda y te centras en proyectos personales, tus imágenes desprenden un tono mucho más melancólico.
Cierto. Y la verdad es que me gustaría dedicarle más tiempo a estos proyectos. He estado trabajando en una serie de retratos llamada “My Favorite Failure” que todavía no he podido terminar.
Al mirar tus fotos, ¿con cuál tienes la sensación de que conseguiste algo especial?
Me pasa con más de una, pero hay unas cuantas en particular que hice en la playa con la modelo Antonina Petkovic que me encantan y no sé por qué. También hay varios retratos de la serie “Girls Between Shows”. Pero eso es algo muy subjetivo y cambiante.
¿Qué fotos le faltan a tu colección que esperas hacer en los próximos años?
¡Muchas! Llevo en la fotografía de moda desde 2010 y tengo muchas fotos por hacer todavía, especialmente con ciertas modelos con las que me gustaría trabajar y en algunos escenarios. Lo tengo todo preparado… solo me falta conocer a algunos amigos con poder.
En el mundo de la fotografía de moda ha habido auténticos genios. ¿Cuáles son tus referentes?
La respuesta diplomática sería mencionar a Avedon, Irving Penn… Pero si tengo que serte sincero, creo que me influenciaron más las películas y vídeos musicales que veía mientras crecía que ciertos fotógrafos. Y digo creo porque es todo muy inconsciente.
Obviamente cuando empecé en la fotografía de moda descubrí muchos autores que me gustaban, pero lo curioso es que mis referentes van cambiando. Antes me influenciaba mucho Helmut Newton y ahora me fijo más en Guy Bourdin.
¿Cuál es la parte más importante de tu flujo de trabajo?
Si hablamos de una producción como un [encargo] editorial o un catálogo, diría que sin duda la parte más importante es la de preproducción, y probablemente es la que más tiempo me quita también. Es en la preproducción donde descubres qué puedes conseguir, incluida la modelo, que para mí tiene una importancia vital.
Entonces viene preparar la localización, el estilismo, el equipo… Pero repito que la modelo tiene un papel clave; es el 80% del proyecto, hasta el punto que en ocasiones toda la historia se basa en lo que me inspira una modelo en particular.
El momento de hacer las fotos también es decisivo. Es un momento en el que pueden salir nuevas ideas que modifiquen totalmente lo que había establecido con anterioridad. A veces me gusta hacer retratos en mi casa estando a solas la modelo y yo. En esos casos lo más importante es el momento de hacer la foto y la conexión que pueda haber con la modelo.
¿Hay algo especial que siempre esté presente en tus sesiones?
Me gusta mucho improvisar, cambiar la iluminación, probar cosas que aparecen en el momento… Me aburren las luces fijas. No quiero hacer una película con la misma escena todo el rato, aunque no siempre hay tiempo para eso.
La luz: ¿artificial o natural?
Depende de la historia que quieres contar. Casi siempre uso ambas, pero en general me gusta mucho más la natural en buenas condiciones. Otras veces tengo todo preparado para luz artificial, pero a medida que voy viendo el rostro de la modelo cuando la están preparando o cuando hablo con ella me doy cuenta del tipo de luz que más me gusta en ella y lo modifico todo.
¿Cuándo sabes que el trabajo en una foto puede darse por terminado?
Es algo inconsciente. Simplemente lo siento, me hace un clic. Y esto es justo lo que te diferencia de otros fotógrafos: la elección de la foto. Puedes disparar veinte fotos de un mismo look, y las veinte representarán algo distinto. El talento real está muchas veces en la decisión. Lo peor es que a veces eso no depende de ti.
¿Te has encontrado con alguna foto que esté perfecta tal y como ha salido de la cámara y que no necesite retoque alguno?
Muchas veces, y cada vez más. Por ejemplo, hay una editorial que hice con Larissa Hofmann en la que realmente no se ve la diferencia entre las imágenes pre y post.
¿Dónde está el futuro de la fotografía de moda? ¿Se comerán definitivamente las pantallas de los tablets a las revistas de papel?
No lo tengo muy claro. El papel todavía tiene mucho prestigio, y no creo que muera tan fácilmente. Yo cada vez veo más revistas nuevas en papel.
No son pocos los que ven la fotografía de moda como algo muy superficial, sin ninguna historia detrás.
Hay algunas fotos que sí [son así], pero casi siempre se busca más una buena foto, una imagen atractiva. Creo que la fotografía de moda siempre ha sido más artística que la publicitaria. Una vez más, depende del proyecto. Tienes desde diseñadores como Alexander McQueen y sus distintas campañas hasta Macy’s, cuyas campañas quizás fueron realizadas por la misma persona. Y en cuanto a revistas también hay de todo: desde The Gentlewoman hasta el Hola.