BALTASAR LÓPEZ

Oír un río

Los espacios residuales que quedan fuera del ordenamiento y que ni expresan poder ni sumisión, tienen una dinámica acogedora. Son a la vez frágiles y ricos. En ellos impera la mezcla y están sustentados por los residuos y situados en las orillas de los ríos, en los rincones mas olvidados de la sociedad y su cultura.

Se trata de un territorio reinventable. Para la población, un espacio así puede ser un espacio improductivo o abandonado, un lugar de ocio o de naturaleza, un patrimonio o una reserva de la diversidad. Lo que lo
protege es su abandono: por no ser rentable, porque es irracional explotarlo o porque resulta incómodo hacerlo.

El río Vinalopó cruza la provincia de Alicante, siendo el río autóctono más importante, atravesando 15 poblaciones con 81 km de recorrido, nombrando a tres comarcas, siendo testigo oculto de su historia.

Su escaso caudal, empobrecido por vertidos de todo tipo y su alta salinidad ha propiciado su abandono, desprecio y la coexistencia de sus habitantes de espaldas a él. El abandono no lo protege, sino que lo castiga, en un momento crítico en el que el medio ambiente, mundialmente está herido de muerte, cerca del punto de no retorno para recuperar la salud medioambiental.

Oír un río es un viaje por las riberas del río en el que yo jugaba de niño y visibiliza nuestros entornos cercanos, reivindicando su descubrimiento para su protección.