Entrevista de Tino Soriano para PhotoXpeditions
¿Cuándo supiste que querías ser fotógrafo de profesión?
Hubo un momento en el que descubrí que una fotografía es un objeto mágico. Permite mantener la memoria de lo que ya es pasado, justo desde el momento en que se pulsó el disparador. Cuando se fotografía a un niño de diez años de edad, por ejemplo, éste seguirá exactamente igual, será un niño eterno, incluso décadas después de haber muerto de viejo. En este sentido la fotografía preserva la memoria. Luego también tenemos la vertiente experimental. También preserva nuestras experiencias. Una fotografía es un misterio y nosotros estamos ahí para resolverlo. Cada foto es una oportunidad para disfrutar una vivencia excepcional, que es el motor que enriquece nuestras vidas.
¿Quiénes son tus mayores influencias?
Mis influencias has sido los grandes fotógrafos de National Geographic, desde Bruce Dale a David Alan Harvey, mezclada con fotoperiodistas como Eugene Richards, Sebastiao Salgado o Paolo Pelegrin, con toques humanistas extraídos de Elliot Erwitt o Robert Doisneau. Todo ello mezclado con las ganas de vivir la vida como Robert Capa.
¿Qué esperas que la gente vea o sienta cuando miran tus fotografías?
Quiero que expresen emoción, pero también es verdad que no todas las imágenes están tomadas en los momentos álgidos. Si bien este planteamiento es bueno para el fotoperiodismo, En fotografía de viajes lo ideal es que el espectador se sumerja en la realidad que le transmites, a partir de las claves que estás sugiriendo.
En pocas palabras ¿cómo definirías a una buena fotografia?
Alguien que es capaz de hipnotizarme cuando veo lo que está mostrando.
¿Cuál es el trabajo más difícil que has realizado como fotógrafo?
Creo que mi trabajo sobre la medicina, y especialmente sobre el cáncer infantil, sería difícil de repetir. Más que nada porque en la medida que envejeces tu sensibilidad aumenta; lo que es bueno por una parte. Pero también te convierte en un ser más débil.
¿De las fotos que has sacado recientemente, cual es tu favorita?
Acabo de finalizar un encargo para National Geographic y durante el Palio de Siena me atreví a jugármelo todo a cara o cruz. Solo había dos fotógrafos extranjeros acreditados, ya que muy pocos profesionales pueden estar en la pista, pero no quería hacer la foto que todo el mundo hace. Disparé a 1/30 de segundo la salida de los jinetes y el resultado me parece interesante. A ver qué opinan mis editores. Preparé una pequeña presentación
¿Qué pueden esperar los estudiantes del taller de Día de Muertos en Oaxaca, México?
Por la manera de entender el Día de Muertos y por la manera de ser del pueblo mexicano el ambiente que rodea esta celebración es una de las experiencias más interesantes del mundo. Durante una semana tomaremos fotos de festejos, interiores y arquitectura y cada día las revisaremos para ver qué podemos mejorar. Así llegaremos en forma a las dos grandes noches en las que un espectáculo maravilloso estará a nuestra disposición. Es un taller muy completo donde los alumnos realmente no solo mejoran su manera de fotografiar, sino también aprenden a explicar los eventos con originalidad.
Háblame sobre algunas de las técnicas que los estudiantes de este taller tendrán la oportunidad de aprender y de mejorar durante este taller.
Nos enfocaremos especialmente en el uso del color, la composición, aprovechamiento de la luz, confección de una historia e, individualmente, miramos de potenciar las habilidades de cada alumno. No se trata que sean como yo, sino que sean ellos en su mejor vertiente más sugestiva. Otra vertiente muy atractiva es que les enseñaremos a seleccionar mejor su trabajo, con mucho más criterio. Ésta es una de las grandes carencias que tienen los fotógrafos.
¿Hay algo más que quieras compartir con nosotros?
Solo hay un secreto: para tomar buenas fotografías hay que divertirse. Cuando el fotógrafo se divierte, la gente lo aprecia, confía en él y colabora en lo que haga falta. Entonces las fotografías transmiten la emoción, tanto del autor como del modelo. En Oaxaca, durante esta semana, la diversión está garantizada. Eso sí, trabajaremos mucho. Acabaremos agotados, pero terriblemente satisfechos de haber participado en una experiencia como esa.