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Análisis de Punctum y Studium de una fotografía

Espectro Visible

18 de octubre de 2012

Los conceptos de Punctum y Studium fueron acuñados por Roland Barthes en su ensayo “La Cámara Lúcida”, publicado en 1980. Cuando uno piensa en la fecha de esa edición, se le hace algo tardío, me resulta extraño que ciertos temas sobre fotografía no fueran tratados antes con rigor y seriedad, pero tenemos que tener en cuenta que la consideración de la fotografía, como arte digno de las grandes colecciones que hasta entonces estaban acaparadas por medios plásticos tradicionales como la pintura y escultura, por entonces apenas tenía una década.
Nosotros nos hemos criado entre imágenes, y la cultura visual es parte de nuestra vida, pero aunque la fotografía tiene dos siglos, si nos remontamos a los comienzos más remotos de lo que podemos asemejar a la fotografía como la conocemos, lo cierto es que no se ha escrito tanto a nivel teórico sobre el hecho artístico de la fotografía como podríamos esperar, comparado con la pintura, por ejemplo, una fracción mínima.
También creo que conviene mencionar que Barthes era, además de filósofo y escritor, lingüista (estructuralista) y semiólogo, por lo que su preocupación por los sistemas de signos y los significados era profunda.
En el ensayo antes mencionado introduce el concepto de Studium como la parte de la fotografía que el autor ha planificado, o buscado, y hasta diríamos que “conscientemente percibido”, y el Punctum como esa cualidad que, incluso fuera del control consciente del autor, nos “pincha” y atrapa. El pellizco que sentimos cuando vemos una buena imagen, no siempre explicable, pero que siempre aporta una dimensión extra a la imagen.
El Studium es racional, analizable, universal. Cualquier espectador puede percibirlo. Cualquier autor puede crearlo.
El Punctum es personal, juega más en el terreno del inconsciente, no es intencional, depende del espectador.
Pensando un poco en ello, varias preguntas surgen en mi cabeza:
¿Es el punctum una cualidad de la fotografía, o de su contemplación? Si no lo fuera… ¿no sería un simple reflejo de sensibilidad artística, más que algo de la propia obra?
¿Existe el punctum intencional? ¿No es eso precisamente lo que distingue a un buen fotógrafo de uno mediocre? El hecho de que el buen fotógrafo sabe crear no sólo un buen studium sino, simultáneamente, percibir y expresar algo más, recoger el punctum que él puede ver claramente, y para el resto sólo es una impresión difusa, una sensación que flota por toda o una determinada parte de la imagen.
De alguna forma asocio el studium al lenguaje verbal y a lo consciente, y el punctum al lenguaje corporal o al subconsciente. Normalmente podemos elegir nuestras palabras pero no lo que expresa nuestro cuerpo, porque no se nos ha enseñado a percibirlo conscientemente, no se nos enseña la semántica del cuerpo a la vez que la de las palabras. Pero esto nos lleva a otra pregunta: ¿acaso un actor no está precisamente entrenado en usar el lenguaje de su cuerpo y expresar justo lo que quiere, aún cuando el espectador lo percibirá sólo de forma inconsciente?
Por otra parte, y termino con las preguntas… ¿Existe el punctum sólo en fotografía y no, por ejemplo, en la pintura? Si pensamos que cada pincelada de un cuadro es intencionada… ¿hay algo de la imagen que pueda escapar al control del artista?
Mi respuesta es que sí. Un sí rotundo. Porque el hecho artístico, la creatividad, es más compleja que la suma de sus expresiones, el todo es mayor que la suma de las partes. Creo que existe un punctum intencional, producto de grandes intuiciones y sensibilidades, y otro más salvaje y casual, producto de procesos más inconscientes y viscerales.
Volviendo, por poner un ejemplo, a grandes productores de fotografía como Crewdson, en cuyas fotos nada es casual, y todo está cuidadosamente dispuesto… ¿diríamos que son fotos carentes de Punctum? Yo creo que no, porque Crewdson trabaja en conexión íntima con el inconsciente, sin duda las sesiones de su padre psicólogo con sus pacientes que espiaba de pequeño, tienen su peso en esto, y es capaz de aunar una cosa y otra. ¿Diríamos, por ejemplo, que la danza es sólo un conjunto de movimientos coreografiados? ¿o que aún a pesar de los múltiples ensayos y disciplina que requiere, el producto final es algo más que simple coordinación?
Las imágenes de Crewdson atrapan, el espectador tiene tanto mundo por recorrer en ellas, que es raro no encontrar sensaciones y “pinchazos” tras cada esquina.
Por otro lado, al igual que existe un inconsciente colectivo, un imaginario grupal, con sus traumas y orgullos, propios de una nación por ejemplo, o de una generación, pienso que existe un punctum colectivo, más universal que el descrito por Barthes. Existen comunes en el inconsciente humano, punctums compartidos por grupos diversos, y con eso también puede jugar el autor.
Pongo aquí una imagen que me interesa, tanto por su Studium como por su (mi) Punctum:


Esta imagen, publicada tan sólo hace unos 5 años, del fotógrafo Thomas Hoepker (Magnum), recoge un testimonio muy especial del fatídico 11-S.
Tenemos en primer término un grupo de gente joven, en una actitud bastante tranquila y amigable, mientras que al otro lado del río Hudson, en Manhattan, una densa columna de humo señala el lugar del atentado en el que dos aviones de pasajeros de gran tamaño han chocado y provocado el derrumbe de las dos torres del world trade center, tan emblemáticas para el skyline neoyorkino.
Aunque se trata de una suerte de fotoperiodismo, hay cierto studium siempre, en el sentido de que el fotógrafo decide hacer la foto, elige el momento, la composición, recoger esa escena concreta.
El principal pinchazo que me pega, es la naturalidad del grupo que aparece. Ni siquiera están mirando a Manhattan, con su humareda literalmente kilométrica. Ni mucho menos se encuentran alarmados, están como cualquier día, al parecer, disfrutando de un rato de charla al sol de la mañana. Están concentrados en ellos mismos, la chica del centro, tras la bici, vuelve su cabeza hacia la persona de la derecha, todos los demás parecen prestarle atención. Parece una perfecta postal de la indolencia.
Hay otro detalle que me llama poderosamente la atención. Son interpretaciones personales, puede parecer una tontería, pero las dos chicas de la izquierda llevan botas militares. Tienen una estética un poco guerrillera.
Me hace pensar que la cultura estadounidense está fuertemente militarizada, y que de alguna forma su existencia no tiene sentido sin el conflicto armado, sin la amenaza, sin la hostilidad. Que es algo que está en el alma del país. Y que de alguna forma no les sorprende tanto recibir alguna vez este tipo de ataques.
Posteriormente Hoepker afirmó que había aprovechado un pequeño momento de calma en lo que había sido una mañana muy alborotada, para tomar esta foto extravagante, que nos choca por su ambiente contradictorio y frívolo, pero que en realidad habían estado todos muy pendientes y preocupados con el asunto. Finalmente la descartó para su publicación inicial porque, según sus palabras, resultaba confusa y ambigua.
¿Tendrá el mismo interés esta imagen para alguien nacido dentro de 30 ó 50 años? ¿Tiene valor fotográfico universal, o es sólo anecdótico y efímero? ¿se mantendrá su punctum mucho tiempo más? Siempre hay más preguntas que respuestas…

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