Es difícil hacer fotografías de lo cotidiano. Primero, porque la tendencia natural es a dar por hecho la realidad ordinaria y considerarla aburrida. Segundo, porque una vez revalorado el entorno y los elementos a los que nadie parece prestar atención, se corre el riesgo de querer poetizar esta realidad para hacerla un poco menos mundana.
Tal vez por eso las fotografías del estadounidense Walker Evans resultan complejas de comprender y apreciar, porque son imágenes aparentemente simples de sujetos insignificantes.